martes, 31 de julio de 2012

Prefiero volar





El tiempo vuela por encima de nuestras cabezas, señores. Ya estamos a 31 de julio y no he hecho absolutamente nada de lo que me había propuesto. Y vale que odio la planificación, y vale que ese odio está totalmente justificado, pero ¿esto? Los libros que quería leer, las playas que quería visitar, las personas que quería conocer se han quedado en un rincón junto con mi lista del “deporte del verano”, y sí, podéis reíros, tenéis mi permiso y todo el derecho. La vida, como el verano, es probablemente menos que ese tan usado y desgastado “abrir y cerrar de ojos” que usan las personas adictas a las frases hechas. Y os prometo que tiemblo de imaginarme con esas arrugas tan graciosas y con la vista puesta en mis nuevas zapatillas de estar por casa.

Si todo va bien, bueno, mejor dicho, si todo va maravillosamente mi vida durará tres o cuatro veces los 20 que tengo ya. Y esos 20 se concentran en dos o tres momentos increíbles, en unos cuantos besos, alguna carta, las personas que me rodean y en la que yo me he convertido. ¿Entonces era esto? La vida. ¿Nacer para esto? Eso es probablemente lo que se os habrá pasado por la cabeza a los que me estéis siguiendo el rollo hoy. Pero como hoy, y por qué no, siempre, estoy de buen humor, démosle la vuelta a la tortilla (y la ganadora soy yo en frases hechas desgastadas). Vale la pena vivir, eso está claro, por corta que sea, pero hay que ser un poco avispado (tengo que parar, lo sé).

No está nada mal eso de las listas de cosas que quieres hacer antes de morir, apuntar en el apartado de notas de tu blackberry las canciones que quieres escuchar, a qué hora te quieres levantar, los posibles deseos de tus próximos cumpleaños y los propósitos de la mañana siguiente a Nochevieja. No solo está bien planificar, es altamente recomendable, y sí, soy yo, Sofía. Pero voto más por vivir sin planificar, que no es lo mismo que tumbarse en el sofá esperando a que alguien venga y te traiga su lista de planes para que seas tú quien los cumpla. Eso no. Hablo de estar siempre por la labor de aprender algo nuevo, de tener sueños sin necesidad de apuntarlos en una libreta de espiral, de cumplir lo que te propongas, y de proponerte cosas nuevas. Y... et voilà, la vida pasará aún más rápido de lo que pasaba antes que no hacías nada. Y en menos de lo que canta un gallo (me entra la risa incluso, pero no puedo evitarlo) estarás arrugada, fardando de zapatillas con tus colegas del Imserso. Depende de ti. No me gusta la idea de que mi vida corra mientras no hago absolutamente nada. Prefiero volar.

Sofía

La más bella creación

Todos tenemos algo que decir. Antes también, solo que algún bigotudo prohibía esa expresión tan incómoda. Y volvemos a lo mismo. Ahora todos queremos hablar, y nos pisamos, nos atropellamos, nos insultamos por conseguir ese minuto de gloria. Ese instante en el que el que escupe soy yo, y todos los demás, me escuchen o no, al menos permanecen callados. Qué hay que hacer para que me saquen de aquí. 

"Hablar es gratis" es una mentira muy cruel que un listillo soltó una vez aprovechando su minuto de protagonismo. Y es mentira, porque no hay nada más caro que hablar. Que conocemos el precio de todo y el valor de nada, como decía el guapo de Wilde. Hablar por hacer ruido es como, para los bípedos sin plumas de hoy, arrojar oro a un pozo. Me gusta escribir y no lo hago siempre, hay otras formas. Puedes cantar, aunque no se te de bien, puedes pintar, correr, saltar, puedes callarte. Pero no maltrates las palabras, la más bella creación. Que si no hablan de verdad, son inútiles. Que si sirven para arrojar piedras, mejor utilices las manos.

Sofía

domingo, 22 de julio de 2012

#abortolibre

No es una cuestión política ni mucho menos una cuestión religiosa. Hoy en España es TT #abortolibre. Si hay algo que me pone más nerviosa que los tenedores con los pinchos hacia arriba es el mal uso de las palabras. Todos nos equivocamos al emplearlas, son muchas, complicadas, nadie nos ha dicho dónde meterlas, cuando nos explicaron lo del sujeto y el predicado estábamos en otras cosas, de acuerdo, pero ¿ABORTO LIBRE? ¿ENSERIO? No voy a ir paso por paso explicando qué es el aborto, ni qué es libertad, ni qué significa la violación a la lengua española: "aborto libre". No lo voy a hacer porque quiero hacer hincapié en algo bastante más importante. 

Parece que la crisis en la que estamos sumidos podría pasar a llamarse algo así como: crisis del derecho a todo. Hace bastantes años alguien con cabeza se introdujo en la afanosa lucha por los derechos, por la igualdad, otros tantos descabezados le siguieron el rollo hasta tal punto que cruzamos la línea y a día de hoy tenemos tantos derechos que hemos olvidado el significado de esa lucha. Olvidamos que por naturaleza también tenemos obligaciones, que el que las cumple es el que adquiere los derechos. No me cabe en la cabeza el punto de sufrimiento y dolor al que tiene que llegar una madre para acabar con la vida de su propio hijo, y me cabe mucho menos que ni siquiera exista ese punto de sufrimiento, que sea tan sencillo como tirar a la basura lo que no me sirve, lo que no me apetece. 

A menudo el hombre se va de rositas en asuntos de moral, cuando mata en defensa propia es comprensible, porque era su vida o la del otro. Cuando se venga de alguien porque le ha causado daño todos comprendemos que lo haga, la cuestión es: ¿es lo mismo afirmar que una acción es comprensible que decir que una acción es buena? Por supuesto que no. Matar es objetivamente malo, en defensa propia o no, nada te da derecho a decidir sobre la vida de otra persona aunque haya un papel firmado por algún -como se refería Pérez-Reverte a los políticos- indocto con corbata. Matar es, de hecho, la acción más cobarde que el hombre puede cometer, pero si hay algo que es todavía más cobarde que eso es matar a alguien que no puede defenderse. Aquellos que gritan al viento el irrefutable derecho a abortar lo hacen a menudo apoyándose en el hecho de que los anticonceptivos no resultaron útiles, que fue un error, una irresponsabilidad de alguien joven con una intensa y larga vida por delante. Y yo me meto en su juego y digo: si has cometido la "irresponsabilidad" de darle vida a una persona, ten la responsabilidad de dejarle vivir. Y fuera de su juego les digo: no tienes ni idea del regalo que Dios te ha dado. Pero claro, salir de su juego y que me escuchen ya es otro cantar.

Sofía

Peor que las drogas, la envidia




Convertir la envidia en admiración, una práctica poco frecuente y sin embargo muy necesaria. Es alucinante la cantidad de cosas que somos capaces de hacer y decir por envidia. A menudo escuchamos que no hay nada más feo que ese sentimiento, que no hay nada tan malo o ruin. Ni malo, ni ruin. Es triste. Es puñeteramente triste que alguien tenga que hurgar en los más sutiles defectos de alguien para contrarrestar todo lo envidiado. Y es triste precisamente porque creyendo que destroza al otro no sabe que se destroza a sí mismo. Lo idílico sería que esa persona abriera los ojos y descubriera que no tiene por qué envidiar, porque él mismo es único, porque de aquí a que la Tierra se desvanezca no nacerá nadie como él jamás, que deje o no su huella siempre existirá el hecho de que nadie pisará como él pisó, que nadie dijo lo que él habló, que nadie estuvo como él vivió. 


Eso es lo idílico. Pero todos sabemos que de ilusiones viven muy pocos y que la gente mata por dosis de realidad, de esas de ladrillo en la cara. Mi consejo entonces es que busques seguridad en otra cosa que en destrozar a alguien; que si tiemblas, te controles; que si tienes miedo, te escondas; que si buscas defectos, empieces por ti; que vivas y que dejes vivir. 

Sofía

domingo, 1 de julio de 2012

Me tranquiliza saber que no te irás

Habré escrito más de un millón de veces que nadie es imprescindible, que vinimos solos y nos largaremos solos. Y él como siempre ha estado ahí para ser la excepción que confirma la regla. Hablo a menudo de los artistas, de aquellos que intentan darle la vuelta al mundo para decirle "oye, yo he estado aquí", para que al marcharse y dormirse tras esas losas de piedra fría todos recordemos quiénes fueron y por qué vinieron, para que digamos que ellos sí que eran imprescindibles y para que así podamos llamarles artistas. Él era un artista y mucho más que eso. El artista no es el que maravilla al mundo con algo incomprensible, es el que amando lo que tiene, tiene todo lo que quiere. El que ve más allá de sus narices, el que amando descubre el mundo y el mundo le descubre a él.

Me tranquiliza saber que estás aquí, que no te has ido y que sí que volveremos a verte. Me tranquiliza pensar que nos miras, que nos cuidas y todavía allí te ríes de nuestras bromas. Que no has dejado de amar porque tu corazón era demasiado grande ya para permanecer en un mundo tan pequeño como este. Me tranquiliza saber que tuvimos la suerte de tenerte con nosotros, me tranquiliza imaginarte allí descubriendo la Verdad y recibiendo el amor de El más grande. Me tranquiliza que aunque no te lo hayamos repetido demasiadas veces, sabes que te queremos más que a nadie, y que tú nos quieres a nosotros como no se ha pensado jamás. Me tranquiliza saber que nos oyes todavía cuando miramos el cielo y decimos: "Gracias, abuelo", "Gracias, papá", "Gracias, Nicasio".  Me tranquiliza saber que jamás te irás, que estás aquí.

Sofía


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